domingo, 18 de abril de 2010

No es la primera nube volcánica...

Todos estamos pendientes de la última erupción volcánica en Islandia. Lo que empezó siendo un espectáculo natural, ante la espectacularidad de un volcán en medio de un glaciar, el Eyjafjalla, ha terminado siendo un grave problema, no sólo para Islandia, sino para el resto de Europa y para varios países fuera de ella con conexiones aéreas o que sobrevolasen su espacio aéreo. Ahora mismo, el volcán seguía expulsando enormes cantidades de humo y cenizas a la atmósfera y el viento en las capas más altas de la troposfera empujaba la nube volcánica en dirección sur hacia el continente europeo, sin que se prevea una próxima moderación en su actividad.

Las voluminosas nubes de ceniza volcánica pueden averiar los motores de los aviones y limitar la visibilidad. Es como si se disparase un extintor de espuma en el motor, se apaga para no volver a encenderse, y las partículas de la nube también pueden dañar gravemente el fuselaje.

Sin embargo, esta no es la primera erupción volcánica en Islandia que afecta las actividades humanas. Mucho antes, la erupción del volcán Laki en Islandia, en 1783 y 1784 produjo profundos efectos en el clima, no sólo en Islandia sino el mundo entero. Yo lo recuerdo porque lo vi en un documental en la tele, si no era del National Geographic, de un estilo.

Viene muy bien explicado en la siguiente web:
http://www.futuropasado.com/?p=566

Los vulcanólogos estimaron que un acontecimiento comparable en la era moderna liberaría bastante ceniza y otros materiales en la atmósfera como resultado de la nube de ceniza y la neblina sulfúrica, y que probablemente interrumpirían los vuelos en avión sobre la mayor parte del hemisferio norte por cinco meses. Además de liberar nubes de ceniza en la atmósfera, que pueden interrumpir la visibilidad y dañar los motores de los aviones, las erupciones pueden enfriar el clima, por meses o años, debido a la reflexión de radiación solar entrante desde la troposfera.

Se cree que el volcán Laki ha interrumpido el balance térmico de la tierra, refrescando algunas regiones del hemisferio norte hasta por 1 grado centígrado o más por debajo del promedio de muchos años. Estas condiciones inusuales fueron descritas en el verano de 1783 después de la erupción del volcán Laki, que incluyó fumarolas volcánicas venenosas que mataron casi al 25% de la población de Islandia, con una neblina persistente y calor en Europa, rojos amaneceres en el norte de América, Europa y otros lugares.

Se creía que la erupción del Laki causó miles de muertes por las condiciones inusuales en Europa ese verano, así como por el intense frío del siguiente invierno. El Laki sufrió una serie de diez erupciones entre junio de 1783 y febrero de 1784, que produjeron cambios notables en la circulación de las corrientes de aire en el Hemisferio Norte. Esto alteró el régimen de temperaturas y precipitaciones en gran parte de Europa. Se cree que las sustancias tóxicas expulsadas a la atmósfera pudieron causar un incremento de la mortalidad en Inglaterra, que se produjo en la misma época. En la propia Islandia murieron 10.000 personas.

Ahora unos investigadores de las Universidades de New Jersey y Edimburgo han determinado que el volcán islandés Laki fue el causante de la sequía que asoló el Valle del Nilo en el verano de 1783, empobreciendo las cosechas y causando miles de víctimas por hambre. Benjamin Franklin fue uno de los primeros que sugirió que el intenso frío de 1783 y 1784 sobre gran parte del hemisferio norte, estaba relacionado con el evento de Laki.

El informe de la densidad de la temperatura de la región demostró valores extremadamente bajos en el verano de 1783, los esquimales le llamaron “el verano que no llegó”. Esta observación se usó para demostrar que este fue el verano más frío en cuatro siglos.

Los efectos de grandes erupciones volcánicas también pueden ser apreciados en otras partes del mundo, a menudo lejos de su ubicación real. Por ejemplo, el efecto de enfriamiento significativo y otros efectos provocados por el Laki y otras grandes erupciones, han causado que también se hayan debilitado los monzones africanos y asiáticos, con impactos potencialmente significativos en los alimentos y provisiones de agua.

Aunque la erupción de Eyjafjallajoekull en Islandia parezca no ser comparable en intensidad con la de Laki y Tambora, tendrá algunos efectos, tales como los del transporte aéreo, que nunca fueron observadas en épocas pasadas.
Habrá que esperar para ver cuánto tarda la nube en dejar que los aviones vuelvan a volar, y las consecuencias para la maltrecha situación de las compañías aéreas, enfrentándose a pérdidas millonarias, colocando en la cuerda floja a muchas compañías y dando el tiro de gracia a aquéllas que estaban resistiendo como podían.

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