Cuando oyes a la gente en general hablar sobre los animales, te das cuenta de la gran desinformación que hay sobre muchísimos temas.
Yo misma aprendo cosas cada día, pero no son cosas graves, en cambio, hay una, sobre la que voy a hablar hoy, que es muy común y que a mí me parece que está dentro de las que se deben catalogar como graves:
UN GATO SE SABE BUSCAR LA VIDA SOLO
Hay muchos gatos que puede que sobrevivan, o malvivan prefiero decir, dependiendo de dónde estén viviendo y en qué condiciones. Algunos viven en los jardines de urbanizaciones, sin peligros como coches que les puedan atropellar, o gente que les pueda hacer daño, con lugares donde estar resguardados si llueve o hace frío. Muchos vecinos les dan de comer, y son lo que se llaman "colonias", y suelen estar más controlados. Muchas protectoras se encargan de controlar la natalidad de dichas colonias esterilizando a los gatos, para que no crezcan en número descontroladamente.
Otros están en lugares donde apenas pueden conseguir comida, y se les ve muy delgaditos, sin lugares donde refugiarse, y las camadas de gatitos se mueren, no salen adelante. Están a merced de desalmados, de ser atropellados y maltratados.
Hoy me he encontrado en la página de
Anaa un caso:
Alped ha tenido muy mala suerte. Le han abandonado ya mayor, seguramente sus dueños se han escudado en la típica frase de "todos los gatos saben buscarse la vida" para soltarlo en la calle. Pero Alped con 10 años no ha sabido hacerlo, y nos lo han traído desnutrido, prácticamente un pellejo con huesos debajo, sediento, hambriento y con un ansia de cariño tremenda. Es un gato-lapa: le coges en brazos y se te agarra como pidiendo que no le sueltes nunca, mientras ronronea como loco. Está muy deprimido por todo lo que le ha pasado y sólo come si le prestas un poco de atención. Es un gato que agradecerá infinitamente que alguien le de una familia y le compense por la injusticia que han cometido con él.
A la gata que llevamos a Anaa ya la han adoptado, pero es otro caso igual, con 4 años la abandonaron, el resto de los gatos de la calle no la querían, hasta la acosaban y no le dejaban comer, pero con mucho cuidado, con latas de comida, conseguimos que cogiese confianza, hasta que pudimos llevarla a la protectora. Por si nos quedaba alguna duda de que era una gata doméstica abandonada, cuando abrimos el transportín, entró sola.
Gracias a Dios, ya tiene una familia donde poder vivir otra vez como se merece.
